La boda del nieto de Lili Sielecki en una fabulosa villa italiana del siglo XVIII, en la Toscana, con 350 invitados
El corazón de la campiña toscana fue el marco de lujo, y a la vez de privacidad, que buscaba Lucas Sielecki –miembro de una de las familias más ricas de la Argentina– para su boda con Sofía...
El corazón de la campiña toscana fue el marco de lujo, y a la vez de privacidad, que buscaba Lucas Sielecki –miembro de una de las familias más ricas de la Argentina– para su boda con Sofía Isabella Deprit Solana.
La pareja reunió en Italia a sus familias y amigos en una celebración que duró dos días en el espectacular Castiglion del Bosco, una finca coronada por una casa de campo del siglo XVIII que fue restaurada para albergar 42 suites y 11 villas privadas.
Lucas, hijo del empresario Marcelo Sielecki y Mariana Hartz, estaba de novio desde hacía dos años con Sofía Isabella, una modelo de Ibiza que estudió Marketing de Lujo en la academia Sup de Luxe, de Paris Business School, y ahora proyectan una vida juntos en Londres. Él es, además, nieto de Lili Neumann de Sielecki, cuyo patrimonio abarca empresas petroquímicas y de energía y laboratorios farmacéuticos, con una fortuna estimada en 500 millones de dólares.
BAJO LA LLUVIAUn día antes del “sí, quiero”, hubo una comida relajada de shabat que los wedding planners de la exclusiva agencia italiana Bespoke Unique Weddings montaron en las calles internas del Castiglion del Bosco, como si fuera un mercado de frutos, con pequeños carros de “gelato” y música acústica en vivo, para que los novios pudieran encontrarse con sus 350 invitados antes de la boda y que dio tiempo a que llegaran desde distintas partes del mundo.
Al día siguiente, todos cumplieron con el dress code de gala para la ceremonia que se realizó en los jardines del Castiglion del Bosco, bajo el rito judío y celebrada por el rabino Sergio Bergman.
Los novios caminaron por separado hacia la jupá –la pérgola cubierta por flores blancas que se instaló junto a una gran pileta del parque– acompañados por sus padres: Lucas lo hizo con su madre, Mariana, y Sofía Isabella fue del brazo de su padre, José Deprit –dueño de una escuela náutica de las Baleares–, bajo la mirada atenta y emocionada de los invitados que se protegían de la lluvia con paraguas transparentes. Lucas estaba elegantísimo con su smoking negro y slippers de terciopelo bordados en oro, y la novia lució deslumbrante con un vestido de Elie Saab con escote en forma de corazón.
Para el banquete nupcial, los novios se cambiaron de ropa. Lucas usó un pantalón blanco con saco de smoking y Sofía apareció con un vestido largo al cuerpo, semitransparente y bordado con cristales, de escote cuadrado y plumas en el ruedo.
En el salón, casi en penumbras y con el cielorraso cubierto de miles de pequeñas luces que imitaban una noche estrellada, un conjunto de mujeres violinistas con trajes de paillettes plateadas les daban la bienvenida a los invitados, que se ubicaron en mesas redondas para diez personas, cubiertas por manteles blancos con servilletas de hilo bordadas con las iniciales de los novios y adornadas con centros de flores blancas y velas finas de distintas alturas.
Uno de los platos principales del menú de tres pasos fueron las exquisiteces que preparó al asador El Mago Cocina, un parrillero argentino de quien el novio es fan y que sirvió cordero, costillas, entrañas, mollejas, chorizos y carne macerada.
Bajo las grandes bolas de espejos que iluminaron la pista, llegó la hora del baile, animado por el DJ alemán Jan Blomqvist, un favorito de los grandes eventos sociales en Europa –entre sus seguidores está Edoardo Mapelli Mozzi, el marido de la princesa Beatrice de York– y nadie quiso quedarse sentado para poder disfrutar de la música que los novios pensaron para sus invitados en una noche inolvidable.