Charly García a los 74: cómo fueron los festejos del gran astro del rock argentino, con regalos especiales y dedicatorias
Si una imagen vale más que mil palabras, es posible que un dibujo de Charly García saliendo de una pileta, pegado al pie del edificio donde vive, sirva de síntesis absoluta de su presente. Los f...
Si una imagen vale más que mil palabras, es posible que un dibujo de Charly García saliendo de una pileta, pegado al pie del edificio donde vive, sirva de síntesis absoluta de su presente. Los fans se acercaron a su casa, llenaron de dibujos y grafitis la ante esquina de Coronel Díaz y Santa Fe, y así le recordaron que aún estaban allí, para celebrar su cumpleaños 74.
La noche anterior, Charly había salido de paseo (como lo hace últimamente, y cada vez más), para hacer la previa de su cumple. Fue hasta un bar con música en vivo y cocina abierta de la calle Fitz Roy y celebró con amigos. Llegó con su hijo Migue y pronto recibió el saludo de muchos colegas. Por ahí pasaron David Lebón, Pedro Aznar, Hilda Lizarazu, Los Turf, Fabián “Zorrito” Vön Quintiero, Benito y Lisa Cerati, Rosario Ortega, Brenda Asnicar, Mía Folino, Andy Chango, conductores de televisión (Beto Casella, Mariana Fabbiani) fotógrafas como Nora Lezano y Andy Cherniavsky y, su círculo cercano que integran Mecha Iñigo y los hermanos del astro del rock, Daniel y Josi García Moreno, entre muchos otros.
Sopló la velita de la torta y hasta le acercaron una guitarra eléctrica (regalo de Asnicar) y un teclado. Aunque no fue la noche de cumpleaños con eterna zapada, de otras épocas, tuvo un buen agasajo. En su rostro, concentrado en el fuego de una vela que estaba a punto de apagar, sobre una torta de color negro con letras en rojo (SNM, por Say No More), parecía estar la ilusión de un niño que pedía deseos.
Al día siguiente, los fans, todos esos anónimos de alta fidelidad, estamparon sus mensajes en la pared del edificio. La antigua y señorial reja de entrada quedó convertida en una especie de altar plagado de frases y dibujos. En el centro, el mástil casi destruido de una guitarra, que a los conocedores de las trasnochadas del señor García, seguramente les haya traído el recuerdo de aquella viola que quedaba guardada en un boliche porteño, por si Charly aparecía a zapar. “Alive after García” era su marca de agua, porque había sobrevivido a todas sus andanzas.
Gente de todas las edades fue autoconvocada para celebrar al astro del rock argentino. Un “hombre tributo al 10″ apareció con una cartulina que decía, simplemente, “Feliz Cumpleaños Maestro”. En otro se podía leer: “Charlie (sic, como aparecía su apodo en las primeras grabaciones), en casa sonás desde antes de que naciera”.
El extremo de la candidez se veía en un mensaje escrito en hoja número 3 de carpeta de colegio secundario. Mezclado entre otras decenas, solo desentonaba el cartel que seguramente habían puesto los vecinos del edificio: “Verifique que la puerta quede bien cerrada”.
Dos años atrás, puertas afuera de su casa, daba la sensación de que Charly todavía estaba dentro de la pileta, esa a la que había llegado volando, desde el noveno piso de un hotel de Mendoza, décadas atrás. Muchos se preguntaban por su salud. Incluso, había músicos que querían verlo, pero decían que les negaban la visita. Todo se aclaró al poco tiempo, varios de ellos fueron a festejar su cumple de 72 y esa situación fue la antesala de la gran campaña de difusión que se armó para el lanzamiento de su último álbum, La lógica del Escorpión, que se publicó el 11 de septiembre de 2024, en formatos físicos y en plataformas digitales.
Un Charly que regresaba con un disco demorado por años (aunque no tanto como el anterior, Kill Gil) y sin promesas sobre ningún artefacto hogareño. Seguramente quedaba una firma pendiente con su compañía discográfica que terminó de oficializarse con ese disco.
Desde entonces (y a pesar de sus dificultades de movilidad desde que se fracturó la cadera, hace casi una década), no tuvo que estar pendiente de los flashes que le disparaban a su rostro cada vez que salía de su casa, por el motivo que fuera. Se propuso disfrutar de algunas actividades outdoor, como ir a ver recitales de bandas que mucho lo fascinaron.
En el Movistar Arena suele tener un lugar privilegiado entre el vallado y el escenario, allí se ha sentado durante el último año para ver conciertos como los que ofrecieron Beat (banda inspirada en la música de King Crimson que llegó capitaneada por Adrian Belew), The Pretenders o Sting (al frente de un poderoso trío de formato Police, con el que repasó lo más destacado de su carrera). También hubo encuentro de Charly con Sting en camarines. Una larga charla de terminó convertida en una canción que se estrenó hace dos semanas.
La canción no era nueva. Se trató de una versión de “In The City That Never Sleeps”, que había publicado hace una década y media en Kill Gil. Ahora, con el título acortado, “In the City”, y con una sonoridad mucho más potente, el tema quedó refrescado por la voz de Sting que aparece en el estribillo. Para cerrar el círculo, se publicó un video en el que cada uno sale a recorrer en taxi esa ciudad imaginaria, que no es otra que Nueva York.
Si bien ya se conocían desde 1988, cuando compartieron el escenario de la gira de Amnesty International, en la última visita de Sting, su guitarrista -el argentino-británico Dominic Miller- invitó a Charly al show que se realizó a fines de febrero pasado en el Movistar Arena. Como se dijo, la idea salió de aquella charla en camarines. Quedó latente hasta que comenzó a tomar forma. Miller grabó guitarras; Diego López de Arcaute, la batería, y Charly se ocupó del resto de los instrumentos. Los registros locales se hicieron en Happy Together Music & Unísono, y los de Dominic y Sting en Permanent Waves Studios. Luego, todo eso fue masterizado por Ted Jensen, en Sterling Sound, un ingeniero de sonido que ha trabajado para varios discos de García.
El broche quedó puesto con mutuos elogios: “Siempre fui un gran admirador de su sonido y forma de componer -dijo Charly-. Era un tema que ya había escrito y que, además de ser en inglés, me pareció perfecto para la voz de Sting en el estribillo. Me emocionó escucharlo en mi canción”. Por su parte, Sting aseguró: “Es un honor cantar con Charly, así que fue fácil cantar con entusiasmo y desde el corazón. Fue divertido arreglar y combinar las armonías. Le sirvieron a la canción, pero también fueron un mensaje musical divertido para él”.
Dos veces premiadoEste año, a Charly se lo vio en un partido de la Selección Argentina de Fútbol, y hasta se sacó fotos con Messi y su familia; también en una juntada con viejos amigos y colegas para celebrar los 50 años del álbum PorSuiGieco, y su recién reedición, realizada por el Inamu. Allí estuvo recordando anécdotas con Raúl Porchetto, Nito Mestre, María Rosa Yorio y León Gieco.
¿Suficiente por este año? Claro que no. El jurado de los Premios Konex (este año están dedicados a la música popular) anunció los nombres de quienes recibirán las mayores distinciones de esta edición y El Konex de Brillante será para Charly García. El resto de los galardonados, a los que se les otorga el Konex de Platino, surgió de las veinte categorías para las que fueron seleccionados 100 artistas y grupos, que recibieron semanas atrás los “Diplomas de Honor”. Las estatuillas de platino y el galardón de brillante para Charly serán entregados durante una ceremonia que se realizará el 11 de noviembre próximo.
Si bien los Konex destacan a personas que sobresalieron en su actividad profesional durante la última década, el premio a Charly, que no tuvo una movida vida musical sobre los escenarios ni en los estudios, durante los últimos diez años, será porque fue distinguió en una categoría que subraya la trayectoria de los músicos.
Doctor GarcíaHay más. “Todo dura un instante, para toda la vida”, cantaba Spinetta en “Al ver verás”. El 19 de agosto pasado Charly García llegó a la sede de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, para ser distinguido con el diploma de Doctor Honoris Causa de la UBA. Su paso duró un instante. “Desde ahora pasaré a llamarme Doctor Charly García”, dijo frente al micrófono. Y se fue. El antes y el después fue para los discursos de “laudatio” (que justificaron su distinción) y para que sonaran muchas de sus canciones en las voces de un público veinteañero y universitario. Quizás, algo de eso se conecte con las escenas del 23 de octubre por la mañana, con los fans apostados frente al departamento donde vive Charly. Su música traspasa edades. Y se conecta, por motivos que son difíciles de explicar, con tiempos y generaciones.