Facundo Bogarín, el artista que derriba mitos y dirige la “revolución sensorial” del teatro
Facundo Bogarín nació en Buenos Aires, en el seno de una familia donde la ceguera era parte de la normalidad. A los 15 años perdió la vista completamente, pero supo ser resiliente gracias a su ...
Facundo Bogarín nació en Buenos Aires, en el seno de una familia donde la ceguera era parte de la normalidad. A los 15 años perdió la vista completamente, pero supo ser resiliente gracias a su vocación artística. “A partir de los 9 empecé a ver menos y a usar anteojos con mucho aumento, hasta que la ceguera se volvió una posibilidad latente. Si bien no iba a ser algo tan sorpresivo, uno nunca está del todo preparado para que pase“, le contó Facundo Bogarín a José Del Rio, secretario general de Redacción de LA NACION, durante el summit de Salud organizado por el medio.
Haber crecido con padres ciegos y con el ejemplo de que la vida podía continuar con plenitud, citó, le permitió amortiguar el impacto del diagnóstico. “Para mí no era algo llamativo ver a una persona ciega; de hecho, descubrí que mi mamá tenía algo distinto cuando empecé a ir al jardín y noté que las otras mamás sí podían ver“, recordó.
Acostumbrado a esa normalidad, las cosas cambiaron cuando conoció a Érica, su actual pareja y cofundadora junto con él de Ciegología, un proyecto en redes sociales en el que ambos suben contenido con motivo de derribar mitos sobre la ceguera. “Cuando Érica entró a mi casa por primera vez la norma era no ver; en este caso ella era la rara”, destacó Bogarín. Su relación se afianzó y con ello vino un mayor interés por parte del público. “Todo el tiempo nos hacían preguntas a los dos sobre el tema, tanto a mí por mi condición como a ella por ser pareja de alguien que no ve”. Había muchas preguntas dando vueltas y ningún canal de respuestas. Así, reconoció, se originó Ciegología.
El proyecto fue creciendo y ellos pasaron de responder preguntas básicas a asumir un rol de mayor responsabilidad social. “De repente me habló una profesora española y me consultó cómo podía adaptar los contenidos académicos a alumnos ciegos”, relató. Fue en ese entonces que pudieron tomar dimensión del nivel de impacto que tenía su cuenta.
Su faceta artísticaDe adolescente soñaba con convertirse en una estrella de rock, pero la vida lo llevó hacia otras ramas −no tan lejanas− del arte. “Cada vez que hay un casting en el que buscan un actor ciego me llegan muchos mensajes de mis conocidos reenviándomelo”, contó. Esto es lo que le pasó con una propuesta que, para ese entonces, era confidencial. “Hice el casting en agosto de 2021 y me confirmaron en febrero de 2022. Fueron seis meses de pura ansiedad, pero valió la pena”, dijo sobre su estrellato en la serie División Palermo.
Ahora ya con dos temporadas filmadas, el formato se convirtió en un contenido indispensable de la cultura popular. “Sabíamos que iba a tener impacto y que se iba a hablar de la serie, pero no dimensionamos que iba a ser considerada una genialidad”, agregó.
En paralelo a las filmaciones, Bogarín seguía trabajando como director de Teatro Ciego, una experiencia teatral distinta a cualquier otra. “De repente entrás a una sala oscurecida que no sabés cuán grande es, ni quién está al lado tuyo, y tu imaginación se pone en blanco”, ilustró. En la obra, añadió, no hay vestuario ni escenografía, se trabaja con sistemas de sonido envolventes, sensaciones táctiles, aromas y experiencias de comida en las que el menú es sorpresa.
Sin embargo, para llegar a dirigir la artística de las obras tuvo que pasar por varios roles. “Entré a Teatro Ciego por casting y quedé. Rápidamente comencé mi formación como actor con Raúl Serrano, experimenté en otros puestos dentro del teatro y ahora soy el director“.
Resiliente es un adjetivo que le queda chico. Se enfrentó a un obstáculo, lo superó y lo transformó en una herramienta para construir una carrera y tener una buena calidad de vida. “El primer obstáculo al que nos enfrentamos somos nosotros mismos. En segundo lugar, aparece ‘el otro’, porque sin darnos cuenta a veces obstaculizamos a los demás con la forma en que nos dirigimos o los tratamos”, concluyó.