Recoleta: El nuevo restaurante en una casona con jardín secreto que apuesta a los productos frescos a “precios justos”
Un patio cerrado con paredes cubiertas por una madreselva trepadora que llega hasta la terraza. Palmeras, buganvilias y otras plantas que convierten al espacio en una suerte de jardín escondido en...
Un patio cerrado con paredes cubiertas por una madreselva trepadora que llega hasta la terraza. Palmeras, buganvilias y otras plantas que convierten al espacio en una suerte de jardín escondido en la parte trasera de la casa. Desde las mesas, se ven los marcos de las puertas-ventanas francesas que dan al exterior de la propiedad. Se divisa también un salón ovalado.
El idílico ambiente corresponde al café y restaurante Muyè. Funciona en una casa de 1913 que perteneció a Tomás Vallée Meyer Pellegrini, sobrino nieto de Carlos Pellegrini, presidente de la Nación de 1890 a 1892. Fue construida por encargo de los abuelos de Tomás, Julia Delfina Pellegrini Bevans y Martín Warburg, bajo el diseño del arquitecto Carlos Nordmann.
“Conozco la casa desde hace muchos años porque con una ONG ocupábamos la planta baja como oficina. Tuve el gusto de conocer a Tomás, que falleció a los 102 años. Él no quería alquilar la casa ni hacer ningún emprendimiento. Luego, Sergio Etchart heredó la casa y llegamos a un acuerdo para reformarla y adaptarla para este proyecto gastronómico”, cuenta Fernando Bertuol, uno de los propietarios del local, que inauguró en junio de este año. Uno de sus socios es Marcelo Boer, con larga trayectoria en la gastronomía y en el Grupo Acurio, del célebre chef peruano Gastón Acurio.
El restaurante, en la planta baja, conserva la estructura original de la casa, así como las molduras, los pisos, las puertas y las ventanas. “Los pisos son alemanes y originales. Cambiamos la parte interna del restaurante, como la cocina, los depósitos y la zona de producción. Lo mismo con las cañerías, plomerías y electricidad. Se renovó todo por completo. El patio interno lo conservamos tal como estaba: sólo pintamos las paredes, canteros y macetas. Al entrar por la puerta desde la calle, nadie imagina que encontrará un jardín interior repleto de plantas”, agregó Bertuol sobre la casa, en la que también funciona un club de bridge en el primer piso.
Muyè está abierto todos los días de 12 a 23.30, con una variedad de platos como bife de chorizo, ñoquis trufados, tortiglioni con crema de hongos y un toque brasileño -Bertuol nació en Santa Catarina- con una moqueca de camarão. En las entradas, se destacan las gírgolas a la plancha, que vienen con puré de coliflor, escabeche de hongos y huevo poché. En la lista de postres, la gran estrella es la Torta Estilo Vasca, con una composta de frutas de estación y crema inglesa.
Dentro de los platos “all day”, se destacan los huevos turcos, el avocado toast, la trucha patagónica curada y la french toast con higos negros, crema de mascarpone y miel de romero. También hay una selección de sándwiches y repostería, como un brownie con escamas de sal marina, alfajor de almendras y budín de limón.
A primera vista de la carta, llaman la atención sus precios accesibles. Bertuol dice que quieren estar en sintonía con la situación del país desde la apertura. “Queremos que la gente nos conozca por ofrecer productos frescos y estar justos con la línea de precios”, dice sobre el restaurante, que tiene 70 cubiertos.
Aunque lleva pocos meses, Bertuol dice que el restaurante se ganó un lugar entre los vecinos de Recoleta. “Mucha gente ya conocía la casa y a la familia de Tomás (Vallée Meyer Pellegrini). Apuntamos a ser un lugar de referencia para el barrio y, con el tiempo, transformarnos en un restaurante tradicional. Es difícil emprender y que funcione durante muchos años”, se ilusiona con el futuro de Muyè, una palabra que “proviene de las lenguas bantúes del África”.