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Amos Gitai: “O habrá una masacre total de ambos grupos, o tendrán que encontrar un nuevo modus vivendi”

TEL AVIV.- Amos Gitai, uno de los grandes intelectuales de Israel y reconocido cineasta con más de cuarenta películas —entre ficciones y documentales— en las que explora la historia de Medio ...

TEL AVIV.- Amos Gitai, uno de los grandes intelectuales de Israel y reconocido cineasta con más de cuarenta películas —entre ficciones y documentales— en las que explora la historia de Medio Oriente y su propia vida a través de temas como el exilio y la utopía, no tiene dudas. Pese a las dificultades y a la fragilidad del acuerdo-ultimátum alcanzado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el fin de la guerra desatada el 7 de octubre —la peor masacre de judíos desde el Holocausto— podría significar un verdadero giro en el conflicto palestino-israelí, que Gitai describe como “tan tóxico como un campo minado”.

Desde siempre muy crítico de la derecha israelí, Gitai recibió a LA NACION en su departamento de esta ciudad. A sus 75 años, el cineasta consideró que el primer ministro Benjamin Netanyahu no puede atribuirse una victoria, porque los dos años de guerra que desencadenó en Gaza tras el brutal 7 de octubre terminaron por devolver al centro del escenario la cuestión palestina, un tema esencial si se aspira realmente a un Medio Oriente en paz.

“Si no queremos tener otro 7 de octubre, tenemos que afrontar esta cuestión y tratar de encontrar caminos hacia adelante”, sentenció.

-Usted ha vivido muchos momentos “históricos” de este país. ¿Cree que estamos realmente ante uno de ellos?

-A veces comparo la situación aquí en Israel con la violencia doméstica. Cuando tenés gente en el vecindario golpeándose entre sí, a veces tienes que tocar la puerta y decir: “Hola chicos, ya saben, es hora de parar”. Cuando Emmanuel Macron anunció que Francia reconocería a Palestina, pensé que era positivo y lo dije públicamente. ¿Y quién hubiera esperado -pensemos lo que pensemos de Donald Trump- que sería muy eficaz? Pero lo fue, al detener la guerra, al liberar a los rehenes vivos que quedaban y al detener la destrucción de Gaza y los bombardeos, el sufrimiento y la hambruna. “Las cosas cambian, no de la manera esperada”, solía decir mi madre, que decía que lo bueno es mantenerse con vida.

-¿Cuál es lección del 7 de octubre?

-No hay victoria porque la cuestión era llevar al centro de la atención la cuestión palestina y ya nadie procederá con ningún acuerdo futuro en el Medio Oriente sin intentar resolver el conflicto palestino-israelí. Esta fue para mí la particularidad de Yitzhak Rabin (ex premier israelí, Premio Nobel de la Paz en 1994, asesinado por un extremista israelí en 1995): nadie, ni de izquierda ni de derecha, se atrevió a decir como él: “Hola chicos, es muy bueno hacer acuerdos con Egipto, Jordania, tal vez con los saudíes, pero primero tenemos que abordar el conflicto fundacional entre Israel y Palestina”. Él lo hizo. Así que aquí estamos, treinta años después, y tenemos que encontrar a alguien que tome esta antorcha y continúe donde la dejó. Porque creo que la conclusión del 7 de octubre -a pesar del salvajismo de Hamas y las violaciones y la destrucción de los kibutzim y del asesinato de las personas pacíficas más amorosas, que solían llevar niños palestinos enfermos de Gaza a hospitales israelíes, que fueron masacrados por Hamas-, solo llegará de esta forma. Si no queremos tener otro 7 de octubre, tenemos que afrontar esta cuestión y tratar de encontrar caminos hacia adelante.

-Seguramente siguió el discurso de Trump en la Knesset en el que nunca mencionó a un Estado palestino…

- Cuando Macron publicó su propuesta (de Estado palestino), la respuesta inmediata de Netanyahu fue que se trataba de un premio para Hamas. Pero para mí lo que hizo Trump fue tomar la propuesta de Macron y expresarla al revés: en lugar de declarar desde el principio el Estado palestino, dijo: “bueno, primero los rehenes y el fin de la guerra, luego la desmilitarización, luego una autoridad palestina más transparente, menos nepotismo, menos corrupción…”. Así que, básicamente, todos estos ingredientes ya estaban en la propuesta de Macron. Pero la única diferencia es que Macron puso al Estado palestino al principio, y Trump invirtió el orden de las secuencias necesarias y cambió las prioridades. Es cierto que el palestino-israelí es un conflicto tan tóxico, que es como un campo minado y uno no quiere caminar sobre bombas…

-¿Está entonces de acuerdo con este enfoque?

-Para mí lo importante es hacer de esta hermosa tierra un lugar pacífico, un lugar creativo para ambos grupos, para que no haya amenazas, ni matanzas, ni muerte…

-¿Cómo se hace en lo cotidiano?

-La paz existe cuando la vida diaria es pacífica. Soy de Haifa: Haifa es un modelo interesante, porque es la única gran ciudad de Israel donde vivía una parte sustancial de la población palestina en 1948, y eso se siente hasta hoy. La mayoría de las coaliciones municipales de Haifa siempre incluyen al partido árabe. Haifa es un pequeño modelo que puede funcionar. Soy arquitecto, eso es lo que estudié. Un amigo mío, que también es arquitecto, acaba de ganar un proyecto para crear siete jardines de infancia en Haifa: estoy trabajando con él y con mi hijo, que también es arquitecto, para que algunos de estos jardines de infancia sean bilingües, hebreo-árabe. Aparentemente en Haifa hay incluso una lista de espera de personas que quieren que sus hijos experimenten la otra cultura, y eso es muy bueno. Para mí, ahí es por donde empieza: estos bebés, niños, adultos, hablarán y se conocerán. La ignorancia es el gran enemigo.

-¿Cree que Netanyahu, que no es un hombre de paz, puede sobrevivir políticamente? En la Plaza de los Rehenes la gente estaba muy enojada con él y de hecho lo abuchearon el sábado pasado…

-Por buenas razones…

-¿Pero puede sobrevivir políticamente?

- Desafortunadamente, es un político muy talentoso, muy talentoso. Entiende los códigos de los estadounidenses. No sólo habla bien inglés, sino que también habla inglés republicano. Tiene mucho talento y, al mismo tiempo, creo que está destruyendo el tejido de la sociedad israelí porque es muy narcisista. Pero hay esperanza, porque mi observación es que la historia no es determinista. Si crees que puedes predecir exactamente lo que sucederá, entonces viene el señor Trump, y es él quien apretó a ambos, a Hamas y a Netanyahu, y les golpeó la cabeza, y eso es todo, y se llega a un acuerdo en cuestión de días. Eso es lo increíble de la historia: no es determinista. Es dialéctica. Entonces, en la dialéctica de la experiencia anterior, que fue la Guerra de Yom Kippur, cuando yo era soldado, esta terrible guerra, que hasta el 7 de octubre se consideraba el gran shock de la historia israelí, también trajo los primeros acuerdos de paz con Israel y Egipto... Y a veces este tipo de crisis tan, tan grande, también puede traer una apertura. Puede suceder y no podemos predecirlo.

-¿Entonces usted se siente optimista hoy?

-Me siento optimista porque no tenemos otra opción. Creo que tenemos que mantener la esperanza, porque no vamos a poner banderas blancas y rendirnos, porque, además, amo este país. Nos gustaría que Israel prevaleciera, pero como país democrático, liberal y con libertad de expresión y vamos a luchar por ello. Creo que el curso de la historia no sólo se mueve por los cañones y el dinero, sino también por las ideas. Entonces, seguiremos hablando de ideas. Y a veces no es inmediato, pero aquí no queda otra opción. O habrá una masacre total de ambos grupos, o tendrán que encontrar un nuevo modus vivendi. Y espero que este gran conflicto traumático conduzca ahora a la segunda conclusión: que tienen que encontrar formas de adaptarse unos a otros.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/amos-gitai-o-habra-una-masacre-total-de-ambos-grupos-o-tendran-que-encontrar-un-nuevo-modus-vivendi-nid15102025/

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