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La cruda realidad golpea de nuevo en Israel tras la euforia: peligra el alto el fuego y revelan el calvario de los rehenes

TEL AVIV.- Era inevitable. El día después de la liberación de los últimos 20 rehenes vivos que quedaban en Gaza, el día después de la fiesta, la euforia, el alivio, la esperanza de la apertur...

TEL AVIV.- Era inevitable. El día después de la liberación de los últimos 20 rehenes vivos que quedaban en Gaza, el día después de la fiesta, la euforia, el alivio, la esperanza de la apertura de una nueva página de la historia, la cruda realidad volvió a golpear con fuerza. El alto el fuego en Gaza pende de un hilo, con Israel que anunció el cierre del paso fronterizo de Rafah y la reducción de ingreso de ayuda humanitaria hasta que el grupo terrorista Hamas no devuelva los cuerpos que faltan, como estipulaba el acuerdo.

Donald Trump, considerado ahora el político más popular de Israel, se sumó a la presión: “El trabajo no está terminado. ¡Los muertos no han sido devueltos como prometido!”, protestó, en su cuenta de X. Y anunció que “la fase dos comienza ahora”, algo que causó estupor porque además del problema anterior, volvió a correr sangre en Gaza, donde murieron seis palestinos por fuego israelí, según el Ministerio de Salud del enclave.

Además, como en una resaca después de una borrachera, aunque el histórico lunes 13 de octubre los 20 rehenes salieron de sus 737 días de cautiverio de pie, caminando, enteros, en verdad, salieron trastornados. Padecieron palizas, hambre, aislamiento total, abusos físicos y psicológicos, según revelaron varios medios israelíes. Algo no muy distinto de lo que contaron los cerca de 2000 palestinos que salieron de cárceles israelíes.

Ariel Cunio, uno de los tres argentinos que pudieron regresar, de 28 años, reveló que durante más de dos años estuvo aislado. Sólo había sido recientemente informado de que sus familiares secuestrados (su hermano mayor David, 34, que también fue liberado el lunes, y su novia, Arbel Yehoud, liberada hace aproximadamente un año) estaban vivos, tal como informó la emisora pública israelí Kan.

Lo mismo les pasó a los gemelos Gali y Ziv Berman, del kibutz Kfar Aza, que fueron retenidos por separado en aislamiento total, pero en la misma zona y que no supieron que el otro estaba vivo hasta su liberación.

Según testimonios recolectados por el Canal 12, algunos guardias de Hamas les hablaban en hebreo, y soportaron hambre y desnutrición prolongadas, alternando con breves períodos en los que se les permitió un poco más de comida. Podían escuchar las operaciones de las FDI en las cercanías en los últimos meses, que era su única señal de que el rescate podría estar llegando.

Dos años encadenado

Elkana Buchbut, de 36 años, secuestrado el 7 de octubre en el Nova Festival, pasó casi dos años encadenado en túneles, perdiendo así el sentido del tiempo y el espacio. Le contó a su familia que marcó su aniversario de casamiento rogándole a sus captores que lo dejaran darse una ducha; uno de los terroristas finalmente accedió, lo desencadenó y lo lavó con una manguera.

Ahora sufre un fuerte dolor de estómago por la sobrealimentación forzada antes de su liberación, y dolor en las piernas y la espalda baja. “No puedo dejar de mirarlo, su cara, su cuerpo, para asegurarme de que está realmente vivo”, dijo su madre.

Avinatan Or, de 31 años, que también estaba en ese recital en medio del desierto, estuvo retenido principalmente en un campo de refugiados del centro de Gaza, donde perdió entre el 30% y el 40% de su peso corporal. Él también estuvo completamente aislado durante dos años: nunca vio a otro rehén y no tenía idea de lo que estaba sucediendo en Israel desde el 7 de octubre. Al salir en libertad, hizo su primera petición a su famosa novia, Noa Argamani, liberada en junio de 2024: “Nuestro primer cigarrillo juntos después de dos años”.

El noticiero del Canal 13 precisó que los rehenes estuvieron descalzos durante su cautiverio y que algunos fueron mantenidos constantemente con grilletes. Anat Angrest, la madre del soldado Matan Angrest, también liberado el lunes, contó que su hijo, de 22 años, describió graves abusos tras su secuestro del 7 de octubre.

“Recuerda haber sido golpeado tan brutalmente que perdió el conocimiento”, dijo Angrest al Canal 12. “Lo cubrieron con sacos negros y se lo llevaron a rastras”, describió. Contó, además, que sufrió los ataques aéreos israelíes mientras estaba en cautiverio, cuando las paredes de los túneles donde estaba retenido se derrumbaron a su alrededor. “Muchas veces se encontraron enterrados en el polvo bajo los escombros, tratando de salir y sobrevivir”, afirmó.

El conflictivo tema de la devolución de los cuerpos de rehenes que murieron en Gaza estaría justamente vinculado con los bombardeos de las fuerzas israelíes que arrasaron el enclave.

“La entrega de los cuerpos de los secuestrados en Gaza es un desafío enorme, llevará tiempo: es posible que no los encuentren”, dijo un vocero de la Cruz Roja, que destacó la dificultad de localizar los restos bajo los escombros de Gaza. “Podrían pasar días o semanas y existe la posibilidad de que nunca los encuentren”, añadió.

Aunque fuentes informadas dijeron a LA NACION que el grupo terrorista Hamas podría utilizar este tema para negociar los detalles de las fases siguientes del plan de paz de Donald Trump y lograr, por ejemplo, la liberación del líder palestino moderado, Marwan Barghouti, preso desde hace más de dos décadas con cadena perpetua, pero considerado una de las pocas figuras de consenso.

En medio de un cada vez más tenso tira y afloje por este tema que podría comprometer el alto el fuego -en pie desde el viernes pasado-, después de que Israel anunció el cierre del paso de Rafah, Hamas hizo saber a través de los mediadores que devolvería este martes a la noche cuatro cuerpos más. Horas más tarde, la Cruz Roja anunció que estaba camino a buscarlos.

Lo cierto es que debido a esta lentitud y a una devolución con cuentagotas, Israel informó a las Naciones Unidas que no se permitirá la entrada de combustible ni gas a Gaza excepto para necesidades humanitarias específicas. También notificó a la ONU que sólo 300 camiones de ayuda (la mitad del número acordado) podrán ingresar al territorio a partir del miércoles.

Mientras tanto, el Ejército israelí informó que fueron identificados los restos de los cuatro cuerpos devueltos en la víspera. Se trata del ciudadano nepalés Bipin Joshi, de 23 años, que había llegado a Israel apenas unas semanas antes de la masacre para estudiar agricultura en el Kibutz Alumim; Guy Illuz, de 26 años, secuestrado y herido en el Nova Festival; el soldado Daniel Shimon Peretz, de 22; y Yossi Sharabi, de 53 años, del kibutz Be’eri.

En enero de 2024, el kibutz anunció que Yossi Sharabi había sido asesinado en Gaza. Un mes después, una investigación de las FDI concluyó que probablemente murió en un ataque de la Fuerza Aérea de Israel contra un edificio cercano a donde estaba detenido. Yossi fue secuestrado junto a su hermano, Eli Sharabi, de 51 años, que fue liberado en febrero pasado.

“Ahora finalmente podemos poner fin a la pesadilla que comenzó hace más de dos años y darle a Yossi el entierro digno y amoroso que merece en el suelo del Kibutz Be’eri, que tanto amaba”, dijo su mujer Nira, con quien Sharabi tenía tres hijas. “Llamamos a todos a seguir luchando por el regreso de todos los rehenes fallecidos que aún están cautivos, hasta que el último regrese a casa", pidió.

El foro de familiares de rehenes insistió con el mismo reclamo en una carta abierta que le escribió al aquí idolatrado Steve Witkoff, enviado especial en Medio Oriente de Trump, que fue clave en las tratativas para que sellara esta primera fase del acuerdo. “Lo que temíamos ahora está sucediendo ante nuestros ojos”, lamentaron.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/el-mundo/la-cruda-realidad-golpea-de-nuevo-en-israel-tras-la-euforia-peligra-el-alto-el-fuego-y-revelan-el-nid14102025/

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