Qué significa “Cogito ergo sum”, la famosa frase filosófica de Descartes que muchos usan sin saber
“Cogito ergo sum” es una de las frases más citadas de la historia de la filosofía. ...
“Cogito ergo sum” es una de las frases más citadas de la historia de la filosofía. La expresión en latín fue creada por René Descartes y se traduce al castellano como “pienso, luego existo”. Pero no significa, como muchos creen, que la existencia dependa de pensar, sino que el hecho de pensar es la prueba más sólida e irrefutable de que uno existe.
La frase aparece por primera vez argumentada en la obra Discurso del método, publicada en 1637, en la que Descartes plantea un método para alcanzar un conocimiento verdadero y confiable. Para ello propone cuatro reglas fundamentales: evidencia, análisis, síntesis y recapitulación. A partir de estos principios, el filósofo francés se propuso poner en duda absolutamente todo lo que creía saber, con el objetivo de encontrar una verdad que no pudiera ser cuestionada de ninguna manera.
Esa verdad para él fue el pensamiento en sí mismo. “Estoy seguro, al menos, de que existo y de que existo como algo que piensa. Esto que soy no es el cuerpo, sino una sustancia cuya esencia consiste en pensar”, escribió. Con esa reflexión, Descartes demostró que incluso dudar es una forma de pensar y que pensar es prueba suficiente de la propia existencia.
En su razonamiento, si existe algún motivo para dudar de la verdad de algo, por mínimo que sea, esa idea debe descartarse como falsa. Por eso aplicó lo que luego se llamó “duda metódica”, una estrategia para derribar todo conocimiento que no tuviera fundamentos absolutamente firmes. “Porque debido a que la destrucción de los cimientos trae necesariamente consigo la caída del resto del edificio, solo atacaré en primer lugar aquellos principios sobre los que se basaban todas mis opiniones anteriores”, analizó el filósofo sobre la utilización de este innovador sistema.
Un filósofo explica el significado de "Cogito ergo sum"De este modo, la existencia del propio pensamiento se convirtió en la única certeza indiscutible. Este planteo no solo marcó un quiebre en la historia de la filosofía, sino que se transformó en una base clave para el pensamiento racional moderno.
En la actualidad, la frase “Cogito ergo sum” aparece grabada en tatuajes, cuadros, remeras, objeto de decoración y publicaciones virales en redes sociales. Sin embargo, muchas veces es citada fuera de su contexto filosófico. Según el portal Mundo Psicólogos, esta expresión también tiene lecturas contemporáneas interesantes: “El problema de creer en ‘pienso, luego existo’ sin comprender su trasfondo es que muchas personas asumen que sus pensamientos son automáticos e inamovibles. Pero nuestros pensamientos pueden modificarse: somos nosotros quienes los generamos y podemos transformarlos”.
Los especialistas agregan que la manera en que pensamos influye directamente en cómo nos sentimos y actuamos, y que no somos seres definidos por nuestras ideas, sino sujetos con capacidad de cambio y reflexión. Es por eso que si todo el tiempo pensamos de forma negativa, indudablemente se entrará en el “negativismo” o “catastrofismo”. Sin embargo, “si intentamos redirigir esos pensamientos y no pensar en ello o cambiar la perspectiva de la situación, puede ayudarnos a verlo de otra forma y, por tanto, sentirnos diferente”, aseguraron. Por eso, aunque la frase tiene tantos años, su vigencia es absoluta, ya que invita a cuestionar, a observar la mente y a encontrar certezas dentro de la duda existencial.
 
 