Diego Placente y los chicos de Vélez: la fórmula que busca repetir en el Mundial Sub 20 el éxito del Sudamericano
Diego Placente ya no corre la banda como aquel lateral técnico y tiempista que fue campeón del mundo juvenil bajo la conducción de José Pekerman y que, tras ascender con Argentinos Juniors, se ...
Diego Placente ya no corre la banda como aquel lateral técnico y tiempista que fue campeón del mundo juvenil bajo la conducción de José Pekerman y que, tras ascender con Argentinos Juniors, se consolidó en River con Ramón Díaz y en la selección de Marcelo Bielsa. Ya no se ofrece como salida limpia, ni se asocia con los volantes, ni se proyecta como opción en el ataque. Aun así, su impronta atraviesa a esta Sub 20 de principio a fin: el buen trato de la pelota, la circulación veloz y la búsqueda constante del arco rival son marcas registradas de un equipo que conserva su forma y su identidad de juego, incluso sin sus principales figuras.
En la recta final hacia el Mundial, Placente tuvo que rearmar el mediocampo y el ataque respecto del Sudamericano de Venezuela, disputado en enero, donde Argentina fue subcampeón. Entre aquella versión y la que ahora compite en Chile hubo un cambio de fondo: sin los cuatro futbolistas surgidos de River que habían marcado el ritmo del equipo en aquel torneo, el entrenador encontró una respuesta simple y efectiva: repetir la fórmula con otro club. Apostó por una base de jugadores que ya compartieron vestuario y no necesitan tiempo para entenderse ni adaptarse al funcionamiento. Con esa estructura consolidada, la selección enfrentará este miércoles a las 16.30 a Nigeria, en el Estadio Nacional de Santiago, en busca de los cuartos de final.
Será un duelo con historia reciente: la selección fue eliminada por las Súper Águilas en el Mundial de 2023. El equipo, dirigido por Javier Mascherano, había entrado al torneo por la ventana, luego de que la FIFA le quitara la sede a Indonesia por razones políticas y el campeonato se trasladara a la Argentina. Al igual que en esta edición, superó la fase de grupos con puntaje ideal. Sin embargo, en octavos se cruzó con una Nigeria inspirada y cayó 2 a 0 en San Juan.
Esta vez, la mano viene distinta. En el Sudamericano, Argentina combinó partidos brillantes, como la goleada 6 a 0 sobre Brasil, con otros menos convincentes. Los nombres propios marcaron la diferencia, siempre dentro de la idea clara que imprimió Placente. Especialmente, el cuadrado ofensivo conformado por cuatro juveniles surgidos de la cantera de River: Claudio Echeverri, como enganche y director de orquesta; Ian Subiabre, en la banda izquierda; Agustín Ruberto, de 9; y Franco Mastantuono, que con 17 años aportaba su calidad desde el banco.
De esos cuatro, solo Subiabre repite en el Mundial, aunque llegó tarde a los entrenamientos debido a un conflicto contractual con su club, lo que lo relegó en la consideración del cuerpo técnico. Echeverri (Bayern Leverkusen) y Mastantuono (Real Madrid) no fueron cedidos, mientras que Ruberto aún no volvió a jugar tras recuperarse de la rotura de ligamentos cruzados que sufrió en el Sudamericano.
Placente buscó la manera de sostener la identidad de juego que lo había convertido en serio aspirante al título, pero con intérpretes distintos a los que lograron la clasificación. El tiempo apremiaba. Así, decidió mantener su esquema incorporando principalmente chicos de las categorías 2005 y 2006 de Vélez, que ya se conocían de la Villa Olímpica y de haber sido campeones de Reserva en 2025, conducidos por Marcelo Bravo. En lugar del Diablito, se inclinó por Álvaro Montoro. Hasta entonces, solo había disputado un amistoso con la Sub 20 ante Estados Unidos, en junio de 2024. Para reemplazar a Ruberto, eligió a Alejo Sarco, un 9 potente y goleador, con capacidad para generar juego. Sarco ya formaba parte del proceso de Placente en la Sub 17, pero no estuvo en el Sudamericano anterior y, antes del Mundial, solo había participado de una serie de amistosos ante Australia. Por derecha, Maher Carrizo ganó aún más terreno debido a la situación puntual de Subiabre. Con Santino Andino en la banda opuesta, aportan frescura, dinámica y gol en el once titular, mientras que Gianluca Prestianni, otro fruto de La Fábrica, se mantiene como recambio.
En Venezuela, Echeverri fue el máximo artillero argentino con seis tantos, dos menos que Pedrinho, el goleador del certamen. Lo siguieron Subiabre, con tres, y Ruberto, con dos. El chaqueño y Carrizo fueron, además, los que más asistencias aportaron, con tres cada uno. En este Mundial, Sarco es uno de los goleadores: marcó dos tantos a Cuba en el debut y otro a Australia, mientras que Carrizo sumó un pase gol ante los oceánicos.
Con el tridente velezano posiblemente desde el arranque, la selección se enfrentará a uno de los mejores terceros del Mundial: Nigeria, que no parece el cuco de otros años. El equipo africano perdió con Noruega, venció con lo justo a Arabia Saudita y empató contra Colombia. Será un partido físico, en el que Argentina buscará contrarrestar la potencia y la presión rival con pases rápidos y juego asociado, como ya hizo en la victoria ante Italia. La idea que funcionó en el Sudamericano, con otros nombres, y respetando el gen y los valores de esta selección: fútbol, compañerismo y espíritu ganador.